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14 nov 2016

NOCHE MÁGICA, de Isabel Nieto Grando

El calor se tornaba insoportable. Dormíamos en el patio, la bóveda celeste con sus lumbres parecía derrumbarse sobre nuestros ojos, ante esa inmensidad sin dimensiones.
A escasa distancia, el canal con su arrullo acunaba los sueños. Me levantaba de madrugada a ver la luna que dormía en la arena debajo del agua, la quería para mí. Luego me dormía y regresaba de mañana y ella, ya no estaba.


Un puente precario de madera de álamo permitía el paso al otro lado del canal.

Una noche clara la vi más grande y hermosa que nunca y dije es mía, abrí los brazos para tomarla. Por suerte mi padre logró sujetarme cuando la luna resbalaba de mis manos.

Que lo disfruten tanto como yo...
Carmen

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